En la fotografía encuentro otra forma de presencia: el instante inmóvil que condensa una emoción, un paisaje y una historia. El territorio se convierte en una escenografía viva para un cuerpo que expresa emociones, estados y memorias.

A través de la luz, la textura y la composición, la imagen revela una relación íntima y simbólica entre cuerpo y el espacio que habita.

Cada encuentro fotográfico es una conversación entre la mirada del fotografo y el gesto de mi cuerpo, entre lo que se muestra y lo invisible.